Santiago Auserón, vocalista de uno de los grupos más exitosos del pop español de los años 80-90, cantaba en el LP «Un país en llamas» que la vida en la frontera no espera.

Débora Ávila, una de las mentoras de #VillaverdeExperimenta que asesora a varios de los proyectos seleccionados a materializar sus ideas, narraba desde los espacios fronterizos en los que habita los sentimientos que le despierta participar en esta experiencia que pretende mejorar la vida  de su barrio.

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Compartimos su carta:

«El futuro se juega en las fronteras y en las gentes fronterizas: la vida se crece en las fronteras. Un hombre muy sabio lo afirmó tiempo atrás, reorientando nuestra mirada, resignificando el relato.

Porque los espacios fronterizos son espacios duros, de diferenciación y separación, donde demasiadas cosas quedan en suspenso. Pero no son sólo eso. Una frontera es, a la vez, lo que cierra y lo que pone en contacto, un obstáculo al avance futuro y un punto de partida, un límite y una posibilidad.

Por eso, toda frontera crea a su alrededor un espacio fronterizo que es ambivalente: por un lado, violento, punto de fricción y choque; por otro, ese espacio donde crece lo que salva, donde la hibridación y el mestizaje alumbran nuevos posibles.

Villaverde es un barrio fronterizo. Las fronteras que lo separan del resto de la ciudad atraviesan sus calles, penetran las vidas de sus vecinas, se palpan en la dureza de muchas biografías. Pero en sus rincones y esquinas también se desborda la creatividad, la risa, las apuestas y la vida en común.Nací, viví y aprendí de Villaverde.

He participado de multitud de iniciativas, proyectos colectivos, intentos, fracasos y alegrías desde las que pensar y transformar los barrios de la periferia de Madrid, apostando por su potencia sin esquivar la complejidad y ambivalencia.Villaverde Experimenta es, para mí, una oportunidad de seguir haciéndolo.

Participaré en esta sugerente convocatoria desde un lugar, como no podía ser de otro modo, fronterizo: me subiré al tren, durante tres semanas, como una de las mentoras de este imparable laboratorio. Tendré el privilegio de acompañar, aconsejar y poner al servicio de un buen montón de vecinas y vecinos del barrio todas aquellas herramientas que he ido acumulando a lo largo de una vida atravesada por Villaverde.

Pero, sobre todo, tendré la suerte de escuchar y aprender del impulso y la sabiduría de aquellos que han decidido ponerse manos a la obra, en torno a diez prometedores proyectos, para experimentar, fabular y atreverse a imaginar un barrio donde vivir mejor».