Este artículo forma parte de un conjunto de textos que han escrito las mentoras y mentores de Experimenta Distrito después de participar en el proyecto. Éste recoge las reflexiones de Nelo Vilar, mentor en el laboratorio de Moratalaz Experimenta.

Pasó Experimenta Distrito. Por mi parte ha sido una experiencia bonita, se han producido espacios de trabajo en los que han confluido bonitos grupos de gente, en los que se han encarado proyectos de forma colectiva. Como “mentor”, mis proyectos eran “fáciles”, respondían a necesidades del barrio, con buena gente en los equipos, mucha energía invertida y objetivos claros y sencillos. Por esto mismo, porque se trata de necesidades del barrio, me ha parecido muy bien que se hayan facilitado mediante una convocatoria, que se les haya ayudado y estimulado.

Mis críticas, por si sirven para algo, irían más por otro lado: Si realmente se quería recoger proyectos del barrio y para el barrio (y no para el Medialab-Prado ni para el currículo de nadie), quizás el método no haya sido el más “democrático”. Hacer una convocatoria de proyectos parte de la fe en el “Sistema pluralista”, es decir, en que en este sistema estamos todos en primera línea, que todo el mundo puede hacer proyectos y desarrollarlos, y competir en igualdad por su modelo de sociedad. Por supuesto que hace mucho que se sabe que esto no es así, y que hay colectivos en segunda, tercera y seguramente vigésima fila. ¿Cuánta gente se queda fuera en una convocatoria de proyectos? ¿Cuántos colectivos? L.s que responden a ellas suelen ser aquell.s que ya están movilizad.s, a menudo por su capital cultural familiar. Consciente o inconscientemente se apoya una “filosofía del emprendedurismo”, ciudadan.s emprendedor.s a los que se facilitan “coach” para llevar a cabo un proyecto. A mí me suena un poco a ideología neoliberal.

La prioridad es, además, que se haga un prototipo, no que se cubra una necesidad, lo que también me sugiere muchas preguntas sobre los objetivos de Experimenta Distrito. En los proyectos que he asistido el mayor reto es su continuidad y su crecimiento, por lo que podrían acogerse a otras convocatorias. ¿Ha sido Experimenta una fase necesaria, o una pérdida de tiempo mientras se  accede a programas más dotados presupuestariamente y con apoyo técnico municipal?

Mi experiencia es que se pueden hacer proyectos de participación en los que miles de personas de todos los perfiles sociales y culturales propongan ideas y expresen necesidades. Propuestas y necesidades en el ámbito del urbanismo, del mantenimiento, de la cultura, de los servicios sociales, de las zonas verdes, de juventud, etc., etc. Y que los propios técnicos municipales, con el apoyo de mentores y mediadores si es necesario, colaboren con el trabajo, los saberes y los recursos. Sumando servicios públicos se llega antes.

El ámbito de la participación ciudadana se está reinventando aceleradamente ofreciendo posibilidades reales de radicalización de la democracia. Entiendo Experimenta Distrito como una experiencia no sólo para los barrios sino para la propia administración, que ensaya sus opciones con mayor o menor acierto. A mi parecer se tendría que decidir qué se quiere que ocurra en los distritos, cómo se articulan sus objetivos con otros programas existentes, por qué estos proyectos han de pasar por la fase de prototipado y otros no, etc. Abrirse para insertarse en el ámbito tanto de la ciudad como de las políticas públicas. O definir otros ámbitos posibles que escapen a los usos de la participación ciudadana.

A mi parecer, la experiencia de Experimenta Distrito habría de servir para crecer, mediante la evaluación y el análisis crítico. Replantear todo y ayudar a que las instituciones funcionen de verdad, transformándose cuando sea necesario. Tendría que ser un espacio para ensayar mediante la teoría y la práctica, sin solapar los ensayos que ya se están produciendo en los procesos participativos.

Por supuesto que debe de haber muchas otras funciones de MediaLab que se me escapan, pero insisto, ¿qué se está haciendo en los distritos? ¿Para qué? ¿Para quién?