Begoña Marugán, mentora en Fuencarral Experimenta.

Supongo que son cosas del destino. Acababa de fallecer Marcos Ana y se le hacía un homenaje de despedida en el auditorio Marcelino Camacho. El cielo gris, el viento y la lluvia no animaban a salir de casa, pero ¿cómo no rendir homenaje a quien pasó tantos años en prisión y salió con un mensaje de reconciliación? Este hombre para mí había sido un ejemplo de pasión, de lucha y de humanidad. Había que ir y olvidar el cansancio del trabajo semanal y los rigores de la tarde. Pero llegué tarde. El salón estaba repleto y no dejaban ya pasar a nadie.

¡Con el trabajo que me costaba salir de casa y la ilusión que me hacía este acto! Bueno, ya estaba en la calle y una amiga me llevaría donde quisiera.

Quizá no había tenido tan mala suerte. Durante toda la semana había previsto acercarme a la presentación de los proyectos de Villaverde Experimenta. Iba a poder saciar mi curiosidad y enterarme de qué hacía la gente del barrio reuniéndose en una lonja un sábado por la tarde. Pero, ¡oh! ¡Fatalidad! Otra vez llegaba tarde. La presentación había sido un día antes. En la Nave Boetticher sólo veía grupos de personas reunidas en torno a varias mesas. Si quería conocer los proyectos debería ir grupo por grupo y preguntar. ¡Ufff! ¡Qué corte! En un espacio tan grande, donde piensas que todo el mundo sabe lo que hace el otro y cada cual está a su tarea, ir metiendo las narices en sus faenas me suponía una gran barrera. Otra vez me iba a quedar sin saber qué era eso de Experimenta Distrito. ¡Qué mala suerte! ¡Con las ganas que tenía de saber a qué se dedicaba esta gente de mi barrio! Desde luego tenía que ser algo que mereciera la pena para juntar a tanta gente afanosa en fin de semana. Acababa así un sábado noche desastroso, junto al fracaso de conocer qué era Villaverde Experimenta.

Sin embargo, lo que parecía el final de una aventura se convertiría en el prólogo de otra. Meses más tarde en un correo electrónico me proponían participar en Experimenta Distrito. ¡Qué ilusión! Me alegré de recibir la invitación. Por fin sabría qué era aquello que tanto me intrigaba. Pero había que tocar tierra: si no conocía lo que era, ¿qué podía yo aportar? Entonces surgió el vértigo, pero cuando te quedas con las ganas de saber ya te ha cogido la curiosidad y un gusanillo se mueve por dentro, y desde ahí te animas a explorar.

Y aquí estoy, en una propuesta de acción participativa que moviliza la acción colectiva hacia la realización de proyectos posibles. Con el paso del tiempo veo las dinámicas, las propuestas, las relaciones que se tejen e incluso empiezo a asumir cierta jerga. Aún palabros como “prototipar” o “mentora” se me resisten. Teóricamente soy mentora, pero este concepto me evoca cierta espiritualidad en los consejos que se dan que, por alguna razón, tiendo a rechazar. Sin embargo, el componente de experimento con sus connotaciones de juego incierto pero comunitario, cercano y divertido alimenta este proceso personal.

Experimenta Distrito es un proyecto vecinal. En él se producen procesos personales de vivirnos a nosotras mismas, de enfrentarnos al reto que supone aceptar y rechazar (a veces acoplar) iniciativas, de conocer gente nueva y conectar a personas diferentes  (seguramente incluso con intereses distintos), de conseguir elaborar algunos artefactos, de dinamizar un grupo humano de modo eficiente y eficaz, de rebajar expectativas y sobre todo de amarrar los propios deseos y canalizar las expectativas de todo un grupo. En este sentido, y tal y como lo voy entendiendo gracias a la compañía de un equipo humano fabuloso, ser mentora supone estar dispuesta a trabajar y a vivir con ilusión un proceso experimental de todo un grupo soñador que desea aportar su granito de arena para que, durante el experimento y después del mismo, tengamos un barrio más colectivo, abierto, cómodo, sostenible, igualitario e intergeneracional. Ahí es nada el reto que alegremente tenemos en frente, pero parece que otra vez ha sido cosa del destino, esta vez un destino que se hace entre todas/os y que será de las personas que apuesten por experimentar.