Este artículo forma parte de una serie de textos pedidos a mentoras y mentores, antes de incorporarse al laboratorio ciudadano. Lucía Alba Fernández ha participado en el de Retiro Experimenta.
Retiro Experimenta no es el primer laboratorio ciudadano en el que participo, pero sí es en el primero que participo como mentora o asistente técnica. Desde que conozco qué es y cómo funciona un laboratorio ciudadano he comprobado que es un fantástico formato de participación y colaboración donde confluyen una diversidad de proyectos con el mismo denominador común: mejorar los barrios, las ciudades y las vidas de las personas.
Experimenta Distrito impulsa, desde la ciudadanía, procesos de innovación que buscan la transformación social y contribuyen al desarrollo cultural, económico y social. Son contextos de producción abierta y colaborativa, que quieren ser accesibles e inclusivos, ampliando la diversidad de los usuarios que participan en el desarrollo de proyectos que mejoran la calidad de vida de las personas o las condiciones de nuestro espacio público.
El denominador común que engloba a los proyectos seleccionados, al servicio de lo social y lo cultural, convierten el espacio en el que se desarrollará un laboratorio como este, en un contexto en el que cualquier persona o colectivo puede participar y desde el cual se pueden mirar y producir en base a necesidades diversas, a veces minoritarias o difíciles de encontrar en otros procesos de producción colaborativos.
Una de las características que más me emociona de esta fórmula para activar proyectos y llevarlos a cabo, es que durante el proceso del laboratorio se genera un encuentro y suma de saberes y experiencias tan diversas como los participantes que acuden al laboratorio, algo que no es muy habitual en una gran ciudad como es Madrid.
Lo vivo como algo muy positivo porque se pone en valor a todas las personas y a todos los saberes de manera igualitaria, que aportan y enriquecen todos los proyectos y también a todas las personas participantes. Es muy gratificante convivir en un proceso, en este caso además muy intenso porque se desarrolla en sólo tres semanas, en el que las mentes colaboradoras ayudan de maneras muy diferentes a que las ideas de las que parte cada proyecto seleccionado, se cuestionen, se valoren, se vuelvan a idear desde otros puntos de vista, se vuelvan a desmontar y finalmente se conviertan en ideas o proyectos que se ejecutan muchas más ricos y poderosos.
Aún quedan unos días para que empecemos a trabajar todos y todas en los proyectos de Retiro Experimenta, pero ya tengo muchas ganas de ponernos con ello y estoy convencida de que será una gran experiencia y saldrán de ello ¡muchas cosas bonitas y buenas!
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