La comunicación de los procesos participativos es sumamente importante. Importante para su continuidad en el tiempo. Importante para conseguir hacer entender tantas horas de trabajo y buenas intenciones.  Lo prioritario es ser antes que parecer, está claro, pero no hay que dejar de lado la estética de la ética en cualquier trabajo. Si queremos llegar e impactar a cuanta más gente mejor tenemos que esforzarnos en poner un envoltorio lo suficientemente atractivo y digno de tantos hitos con impacto social. 
Leyendo estas interesantes reflexiones de Zemos 98  sobre la participación ciudadana veo en otros la misma preocupación por la necesidad de una buena estrategia comunicativa, la falta de canales de calidad para compartir los procesos y la limitación de un lenguaje inclusivo que sea capaz de llegar a todos los públicos.
Precisamente, porque se trata de algo tan nuevo, vivo y predispuesto a la constante transformación, es imprescindible  saber llegar a la gente de una manera cercana, sencilla y fresca . Como bien explica Ricardo Amasté «La clave es que entiendan. Lo importante no es tanto decidir, como comprender y por tanto, hacer deseable y accesible esa comprensión (individual y colectiva).» Si lo más importante es hacernos entender ¿por qué no siempre lo conseguimos?
Nuestro trabajo con las palabras es tan revelador… Trabajamos para llegar a comunidades muy variadas; personas mayores, personas jóvenes, inmigrantes, religiosos, ateos, gente de izquierdas y de derechas, residentes del barrio o trabajadores que están de paso , personas con décadas de participación a sus espaldas y personas que todo esto les suena  a chino y desconfían de los desconocido, vecinas con un curriculum lleno de títulos y masters  y otras llenas de experiencias y sabiduría de calle. Por eso nuestro trabajo comunicativo debe ser titánico y siempre sagaz. Hacerlo fácil es lo más complicado. Todo pasa por un sinfín de matices : 

Otras maneras de hacer más inclusivo el lenguaje y la comunicación es cambiando algunas palabras. ¿Por qué usamos siempre el término participación ciudadana? ¿Por qué no participación local? ¿Residente? ¿O participación de la gente? ¿El prototipo es auto explicativo? ¿Y si usamos receta ? ¿ Y si en vez de maker rescatamos manitas? A veces tengo la sensación que alejamos cosas, saberes populares y hábitos que han existido siempre por maquillarlas en un lenguaje más moderno y en realidad el efecto es contraproducente. Las alejamos de su origen y dificultamos la comprensión. Creo que debemos ser  nosotros los que tenemos que hacernos y acercarnos a el lenguaje local, y no el local a el lenguaje moderno de ciudad 2.0.
 Otro dato a tener muy en cuenta y revelador para tantos twitteros (yo incluida) es que a veces pensamos que el mundo se agita en esta red social. Pues no. Ni de lejos. En España sólo el 17% de la población usa Twitter de manera activa.
¿Entonces? ¿Cómo comunicamos los procesos de participación ciudadana en directo? ¿Cómo compartir de manera efectiva todas estas experiencias tan ricas? Sería una pena resignarnos a esta brecha digital. Por eso debemos seguir pensando y repensando. Creando un mundo propio y ser muy imaginativos con los pies en la acera.
No tengo twitter, ¿me sigues?
no tengo twitter, ¿me sigues?

Iciar García Martínez
@iciarmoix