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La aventura del primer Experimenta Distrito en Moratalaz allá por marzo de 2017 supuso el arranque de varias líneas de unión entre personas y colectivos con intereses comunes.

De los ocho proyectos que se seleccionaron para desarrollarse a lo largo de mayo y junio, algunos se han quedado en pausa y otros continúan desarrollándose, poco a poco, pero con unas bases estables. Si esto último ha ocurrido, es cien por cien mérito de las personas que forman parte de estos proyectos. Nosotras fuimos, mediamos y hasta ahí la cosa.

El hecho de que haya habido casi seis meses de parón entre el final del Experimenta Distrito y el comienzo de este nuevo “laboratorio de continuidad” en Moratalaz (que durará hasta mayo) quizás ha sido una desventaja por no haber podido generar una continuidad desde el primer momento; ya sabemos que si pasa demasiado tiempo, muchas cosas se desinflan, y que la intermitencia en los proyectos culturales se da no sólo en el ámbito laboral, sino también en el de los propios proyectos. Sin embargo, muchas de estas ideas se han ido asentando, de forma autónoma y sin nuestra presencia, lo cual es una muy buena noticia.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que esto de la participación lleva tiempo: una no se levanta una mañana conociendo todos los procesos y formas de hacer de la participación. Hay que estar ahí, escuchar, hablar, compartir… y se nota que muchas de las personas que continúan sus proyectos llevan tras de sí una experiencia de participación importante. Eso también ayuda.

Tenemos la intención de que este laboratorio de continuidad siga intentando generar esta autonomía en las personas que idean y hacen proyectos, que las actividades que se generen desde estos grupos a partir de la plataforma de Experimenta Distrito no hagan sino aumentar esas garantías de que, cuando nos vayamos (otra vez) la continuidad quede en manos de quien desee tenerla.

Ana.