Este artículo forma parte de un conjunto de textos que han escrito las mentoras y mentores de Experimenta Distrito después de participar en el proyecto. Éste recoge las reflexiones de Lucía Alba, mentora en el laboratorio de Retiro Experimenta.
Qué ideaza Experimenta Distrito. Después de haber participado como mentora en el distrito de Retiro, insisto en que los laboratorios ciudadanos deberían ser parte de la programación socio-cultural habitual en nuestra ciudades. Es una buenísima herramienta para hacer que la ciudad, un lugar en constante evolución, sea también pensada y construida por las personas que la habitan, desde sus inquietudes o necesidades y de forma colaborativa con las demás personas que convivan en el barrio o quieran participar en él. Además tiene un efecto en el resto de los usuarios, quienes al percibir lo elaborado desde el afecto y el esfuerzo de sus vecinos y vecinas, desarrollarán una mayor implicación y cuidado hacia aquello que haya sido creado.
En esta convocatoria de Retiro Experimenta se desarrollaron 10 proyectos, algunos de ellos partían de necesidades muy concretas identificadas en el propio distrito y otros de inquietudes diversas de sus vecinos y vecinas: desde la mejora de una plaza, hasta un semáforo que nos indica la calidad del aire que respiramos. Experimenta Distrito está organizado para desarrollar los proyectos durante dos fines de semana intensivos. En las tres semanas intermedias entre ambos, cada grupo de trabajo puede utilizar el espacio cedido, en este caso la Nave Daoiz y Velarde, las herramientas y el asesoramiento para trabajar en el proyecto a su propio ritmo y según su disponibilidad.
El primer fin de semana de trabajo fue el más intenso, no sólo por la cantidad de horas en las que se estuvo trabajando de manera continuada sobre los proyectos, sino principalmente por lo intenso que fue el proceso necesario para iniciarlos, arrancarlos. Me explico. Es habitual que cuando tienes una idea o quieres hacer un proyecto, te imagines de antemano cómo quieres que sea el resultado del mismo, qué forma y características ha de tener para conseguir los objetivos que quieres que cumpla, ¿no?…
En el primer día de trabajo de Retiro Experimenta muchos de los promotores o promotoras ya tenían en sus
cabezas un resultado aproximado de sus proyectos. ¿Qué sucedió?. Durante las primeras horas, tras conocer a las personas que participaban, los equipos de trabajo se sentaron en torno a su mesa y los proyectos comenzaron a nutrirse de otras opiniones, conocimientos y aportaciones de sus colaboradores y colaboradoras, del equipo de mediación y mentoría e incluso de paseantes que, asomándose a las mesas de trabajo, lanzaban también sus reflexiones sobre lo que se estaba trabajando en ella. Así, los proyectos despegaron del lugar en el que su promotor o promotora lo había colocado y comenzaron un viaje… Despegaron y aterrizaron varias veces en lugares muy diferentes, fueron tomando forma, redefiniéndose, contextualizándose, acotándose por las limitaciones que existían: medios y tiempo disponibles, viabilidad técnica, legislativa, perfiles profesionales de las personas que lo desarrollaban, etc.
Así, al finalizar el primer fin de semana, cada proyecto tuvo más o menos definido el rumbo que seguiría las siguientes tres semanas y el plan de trabajo hasta que el laboratorio finalizase. Fue un largo e intenso proceso por el que también pasaron las personas que participaron en los proyectos. Todas ellas también realizaron un viaje, uno lleno de emociones compartidas con el resto de componentes del grupo a través del entusiasmo, la frustración, la euforia, la incertidumbre, el asombro, la satisfacción, la desilusión, la alegría…un cóctel de emociones que se fueron superando gracias a la pasión con la que cada persona participó.
Esta primera parte del proceso fue tremendamente enriquecedora y a la vez la más agotadora. Pero así se comenzaron a construir las ideas, o los proyectos. En un recorrido en el que cada idea fue tomando forma y cada proyecto fue encontrando su rumbo. Con el esfuerzo de cada participante se trazó una hoja de ruta que guió el trabajo durante las siguientes tres semanas hasta llegar al último fin de semana de Retiro Experimenta en el que se presentaron las primeras versiones de cada proyecto.
Si reflexionamos sobre la diferencia que existe, para los usuarios de un distrito, entre utilizar en nuestros barrios y ciudades espacios, herramientas o recursos impuestos desde quienes los gobiernan, o los ideados, proyectados, construidos y compartidos por las personas que lo habitan, podemos pensar, o comprobar si tenemos la oportunidad, en el efecto que causa el hecho de percibir lo que está hecho desde la pasión, sintiéndonos motivad@s por ello a utilizarlo devolviendo a ese espacio, herramienta o recurso, el afecto con el que se ha elaborado. Así, sin darnos cuenta, nos implicamos también en el cuidado de nuestros barrios desde lo afectivo y desde el respeto por quienes lo construyen.
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